
«Si queréis comer ‘nesprons’ (nísperos), aprovechad. ¡Están al punto!» Asi recibe joan carulla a los invitados que asoman la cabeza supo frondosa nitrogenada del barrio de Navas, en Barcelona. Un punto acumulativo 100 añossigue custodiando el que se erigió en uno de los primeros huertos urbanos de la ciudad. Como con la fallan las piernas, va a agarrando tiene unos postes para abrirse paso entre hojas de parra y pimientos. Ahora, en ‘mi símbolo verde‘ (Icaria), cuenta sus memorias en 100 lecciones de vida recopilado primero para las teclas de su vida Olivetti y ordenadas después para su amigo y periodista de confianza, Carlos Fresneda.
¿Cómo se le ocurrió montar un huerto hace 70 años?
Mire, en el año 53, en la calle Cartagena, plantó una higuera y cultivó acelgas, tomateras y pimientos en el patio de mi casa. Y desde entonces lo repite siempre en los lugares donde vivió. Pero el arte de cultivar lo aprendí en Juneda (Las Garrigues).
¿Ah empezó todo?
Tenía dos años y cuando mis abuelos cuidaban de mí, me llevaban a recoger la aceituna. Mi padre estaba en los pastos, con los Animaux, y mi madre ganando el sueldo también en el campo. Tengo el corazón en la tierra.
¿Que le enseñaron, exactamente?
Amar la tierra, cuidarla. Mi padre me contó los secretos de cada tipo de cultivo. Él era de los pocos del pueblo que sabía leer y escribir. Me dejaban libros en una biblioteca del movimiento cristiano Palestra. Fomentaban las palabras y también el ecologismo, sin saberlo.
Tenía dos años y cuando mis abuelos cuidaban de mí, me llevaban a recoger la aceituna.
¿Usted es ecologista?
Supongo, pero yo tengo hace 100 años. Vosotros tenéis una gran misión. Defendió el pacifismo y la naturaleza. Si no, perdemos nuestro hábitat. En Europa fabrican productos tóxicos que se utilizan en África y América del Sur. Los pulmones del planeta están en riesgo.
¿Qué piensa de la sequía?
Me acuerdo de los agricultores y de lo mal que les tratamos. Están asustados y es normal. Estos días pienso en las amenazas que les acechan.
Defendió el pacifismo y la naturaleza. Si no, perdemos nuestro hábitat.
¿Cuál hijo?
Los productos del campo dan poco beneficio y las grandes empresas se están cargando lo poco queda. Los venenos en la tierra han acabado con los caracoles y las abejas.
¿De quién es culpa esto?
Del capitalismo monstruoso con yate de 60 metros. Ellos son los que ganan dinero con sus maniobras de abundancia y tienen la culpa del abandono del campo. A todo esto, añádale la sequía.
Los venenos en la tierra han acabado con los caracoles y las abejas.
Usted marchó del campo y vino a la ciudad. ¿Para que?
Me marche porque no usar tierras, pero después me gasté lo que tenía comprando algunas tierras para alimentar al mundo. Nunca me ha ido de vacaciones, siempre ha trabajado, también en domingo. Y vivo con mucho menos de la pensión que me dan.
¿Como riega?
Todas estas garrafas llenas de agua turbia se han llenado con agua de la lluvia. Tengo un montón de depósitos para aprovecharla al máximo.
¿Qué desayuno? leche, miel y cacerola llena. Y para comer, arroz media cebolla y algo de aceite
¿Qué es lo mejor de este huerto?
¿Ves esta planta con hojas alargadas? Esta consigue un Oscar. Con sus hojas se pueden atar las tomateras y todo lo demás. Después están las tomateras y esta parra que darme 100 kilos de uva.
¿Siempre que puede, venir de su huerto?
No. Las patatas, sí, por ejemplo. Pero doy muchas cosas a la gente que viene. Si se quiere llevar algo, ya lo sabe.
¿Qué come, para estar así?
Muy fácil. Desayuno: leche, miel y cacerola llena. Comida: 100 gramos de arroz que me sirve para dos días. Media cebolla y algo de aceite. Cena: verdura, nueces, higos o dátiles ¡Tengo salud, eh, aunque me las piernas! Mi hijo me ayuda.
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¿El lleva el huerto?
Los trabajos pesados los hace él, sí. Pero todavía le enseño algún truco. Le digo cómo hay que separar las patatas y sobre todo, cómo usar bien la azada. Sin este huerto, ya estaría muerto.