
ILos repetidos choques climáticos, el Covid-19, la guerra en Ucrania y, más recientemente, la expiración el 17 de julio del acuerdo de exportación de granos por el Mar Negro entre Rusia y Ucrania han puesto en primer plano el tema de la seguridad alimentaria en los países en desarrollo.
Las poblaciones más expuestas viven fuera de los centros urbanos, en el campo, donde la mayoría de las familias se han convertido en compradores netos de alimentos. Para reducir la desnutrición y, en general, la pobreza severa, una de las formas más seguras es dar prioridad al desarrollo de todas las pequeñas explotaciones.
En Senegal, uno de cada dos habitantes vive fuera de las ciudades y la agricultura emplea a una cuarta parte de la mano de obra. Las tres cuartas partes de las fincas tienen menos de cinco hectáreas. Desde el norte árido donde domina el pastoreo hasta el sur favorable a los cultivos tropicales, el paisaje agrícola presenta un mosaico de sistemas y conocimientos que son otros tantos potenciales para movilizar.
Apoyo a la horticultura
Tres tipos de acciones a favor de las microempresas agrícolas permiten tal movilización.
El primero se refiere a la intensificación de las prácticas en las fincas para producir más y mejor por hectárea. Este es el propósito de los proyectos de apoyo a la horticultura llevados a cabo durante una década en la región central de Senegal, todavía practicada comúnmente como una “cuenca de maní”. Pero, a diferencia de los patrones del pasado basados en el monocultivo de maní, la clave para asegurar el desarrollo de las microempresas es la diversificación de cultivos y la limitación de insumos químicos, es decir, la agroecología.
Poco más del 70% de los productores apoyados en este tipo de proyectos cambian sus prácticas en una década. En pequeñas parcelas, las fincas familiares comúnmente cultivan nueve productos (chile, cebolla, pimiento, tomate, etc.) y hasta catorce productos para los más eficientes. Esta diversificación ha producido una triplicación de los rendimientos por hectárea entre 2016 y 2022.
Para sostener esta dinámica, la agroecología ofrece una gama de medios destinados a regenerar el entorno natural. La cobertura de los sitios de producción, con la plantación de árboles y arbustos (acacia, marañón, moringa, albizia, etc.), permite luchar eficazmente contra la erosión y el agotamiento del suelo. También contribuye a la reducción de las necesidades de riego para proteger los recursos hídricos y facilita la reducción masiva de insumos químicos.
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