Un acuerdo tan necesario como dificil de conseguir. La segunda ronda de negociaciones para la tratado mundial en contra de contaminación plástica ha concluido este viernes con un acuerdo de mínimos. Delegados de 175 países se reunieron esta semana en París para preparar una convención internacional que frene la contaminación por plásticos. Luego de cinco días de lenta y tortuosa discusión, se llegó al acuerdo final para la elaboración en noviembre de un borrador sobre el acuerdo que esperan zanjar tiene finales de 2024.
“El Comité Intergubernamental de Negociaciones (CIN) ha presidido que está preparando (…) un proyecto de primera versión de un tratado internacional jurídicamente vinculante”, anunció que es el organismo de la ONU en la sede de la UNESCO en la capital francesa, y que está celebrando las negociaciones. Esta ha sido la segunda cumbre de un proceso iniciado por Naciones Unidas en marzo de 2022. Además de esto en París, están previstas otras rondas de negociaciones antes de finales del año que viene. El borrador del acuerdo debe estar listo antes de la próxima cumbre, que tendrá lugar en noviembre à Nairobi (Kenia).
¿Limitar la producción o exigir en el reciclaje?
El tema de la ONU es la firma de las finales de 2024 de un tratado internacional legalmente vinculante contra la contaminación plástica. Esta no solo representa una lacra para el medioambiente, sino también un factor clave en el calentamiento global. Aunque la producción mundial de plásticos se duplicó en las últimas décadas, apenas reciclan el 9% de super residuos. Desde la década de 1970 se han acumulado hasta 8.000 toneladas de residuos plásticos en la naturaleza, sobre todo en estanques y océanos.
Los plásticos son los 85% de los residuos marinos, según la ONU, siendo su impacto especialmente notorio en países pobres de África, América Latina y Asia. Hasta 1,4 millones de pájaros y 14.000 mamíferos marinos mueren como consecuencia de la ingestión de estos desechos. Y las emisiones de CO2 producidas por este sector son las que más han crecido en las últimas décadas.
Ante este problema creciente, la Unión Europea y paga en vías de desarrollo como Perú y Ruanda defienden un acuerdo ambicioso y vinculante sobre la reducción en la producción de plásticos y la prohibición de aquellos materiales más nocivos. En el país, Estados Unidos, China, Rusia, India y los principales productores de petróleo se muestran mucho más reacios. Les gustaría que el tratado solo abordara el reciclaje y no impusiera obligaciones.
«Una bomba de relojeria»
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«No tenemos tiempo que perder» para afrontar «esta bomba de relojería», evitar el presidente inglés, Emmanuel Macron, en el inicio de esta cumbre. A pesar de ello, las negociaciones han resultado lento hay obstáculos. Solo se han debatido cuestiones de procedimiento en los dos primeros días. «Hemos vivido una semana complicada con muchas maniobras dilatorias sobre cuestiones de procedimientos que hicieron que no hayamos discutido hasta tarde sobre los asuntos serios», reconoció el ministro francés de Transición Ecológica, Christophe Béchu.
Presentadas como una «etapa clave», estas negociaciones en París han rozado el fracaso. Al final, se han salvado con un acuerdo in extremis. Este consiste básicamente en golpear el balón hacia adelante. Es decir, ganar tiempo y mantener la esperanza de que se un tratado vinculante a jurídicamente. Y dejar para mas adelante las cuestiones mas espinosas, como la creación (o no) de un fondo económico para ayudar a los países en vías de desarrollo, principales víctimas de esta contaminación. «El tiempo se acaba y queda claro de esta semana de negociaciones que los países productores de combustibles fósiles y la industria petrolera harán todo lo posible para debilitar este tratado y aplazar este proceso», Anuncio de Greenpeace en un comunicado de prensa.