
Disciplina nacida en la India hace más de 5 mil años, se convirtió en una práctica de concientización y relajación en el mundo.
Esta práctica nació para comprender mejor los temas sagrados y místicos, y muchas personas la consideran una poderosa herramienta para lograr la relajación y reducir el estrés.
El meditación Puede producir un estado de relajación profunda. Incluso figura como medicina complementaria para la mente y el cuerpo. Porque, al meditar, una persona enfoca su atención y elimina pensamientos confusos que muchas veces son la verdadera fuente de estrés.
Por supuesto, para meditar no es necesario convertirse en monje budista. Basta con seguir unos sencillos pasos para lograr, en la comodidad de su hogar, una relajación que le ayudará a estar más concentrado, ser más creativo y reaccionar de manera diferente a los problemas cotidianos.
5 pasos para aprender a meditar en casa
El Clínica Mayo, de Estados Unidos, destaca algunos de los muchos beneficios de la meditación. Por ejemplo, obtener una nueva perspectiva sobre situaciones estresantes y adquirir habilidades de manejo del estrés; aumentar la autoconciencia; centrarse en el presente; reducir las emociones negativas; aumentar la creatividad, la paciencia y la tolerancia; disminuir el ritmo cardíaco y la presión arterial en reposo e incluso mejorar la calidad del sueño.
En realidad, hay varias formas de llegar a un estado de relajación. La meditación puede ser guiada, trascendental (repetición silenciosa de una palabra o frase conocida como mantra) y atención plena o mindfulness (consiste en estar atento o tener una mayor conciencia y aceptación de vivir el momento presente).
Los pasos más destacados de la meditación son, según la profesora Cristina Herrero, de la plataforma digital Gaia, los siguientes:
1. El lugar
Tienes que encontrar un lugar tranquilo para poder meditar sin interrupciones durante algo más de media hora. La meditación se puede hacer sobre un cojín o una silla. Pero siempre en un lugar tranquilo y cómodo.
2. La postura
Siéntate con la espalda recta y el pecho abierto para que tu respiración fluya correctamente. La posición de loto es la más indicada. Tienes que cerrar los ojos suavemente y apoyar la punta de la lengua en el paladar. Relaja el rostro para adoptar un gesto amable. Las manos pueden descansar sobre las piernas para formar el gesto del conocimiento, con el índice y el pulgar en contacto y el resto de los dedos extendidos, con las palmas de las manos hacia arriba.
La clave de la postura es mantener el cuerpo estable e inmóvil durante unos 20 a 40 minutos. Así como el cuerpo es un reflejo de la mente, si está en movimiento, también lo está la mente.
3. Respiración
Debe ser vientre. Para ello, tienes que inhalar y exhalar por la nariz, relajar los músculos abdominales y dejar que se muevan al ritmo de tu respiración. La persona que medita no debe forzar el ritmo de la respiración. Este seguramente será lento y tranquilo.
4. Atención
Debe tener su enfoque en un solo punto. Con la respiración como aliada, debemos llevar la conciencia a las sensaciones que se producirán en las fosas nasales. Lo más importante en este punto es sentir y observar porque no importa lo que sea, importa lo que sea. Y cuando la persona descubre que se ha dejado llevar por un pensamiento, simplemente, debe volver a la respiración.
Cabe aclarar que no se trata aquí de detener los pensamientos (algo casi imposible) ni de dejar la mente en blanco. En su lugar, tienes que observar esos pensamientos que van y vienen, y tomar conciencia de ellos. Desde la plataforma digital gaia, la plataforma de streaming creada para promover la evolución global de la conciencia, afirma: “Tú no eres los pensamientos que pasan por tu mente (…). Eres el observador que tiene una mente pensante”.
5. Aquieta la mente
La observación de los procesos mentales hará aparecer breves espacios libres de pensamientos. Aquellos que meditan gradualmente harán esos espacios más y más grandes. Y aunque siempre habrá pensamientos, se entrenará la atención para observarlos desde otra perspectiva.
Si bien estos son los cinco pasos básicos, existen otras opciones. Por ejemplo, medita mientras caminas. Desde el Clínica Mayo aseguran que es una forma eficiente y saludable de relajarse. Para ello, aconsejan caminar despacio, concentrándose en el movimiento de las piernas, más que en el destino. Atención directa a lo que se ve, se escucha e incluso se huele a su alrededor.